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¿Quién somos?

¿Quién somos?

sábado, 24 de mayo de 2014

Esas películas que marcaron vuestra infancia. Bueno, no generalizo, la mía

Pues como el título del post indica, voy a hablaros de esas películas que ves desde la infancia hasta la adolescencia, y que marcan un antes y un después en vuestras vidas. 

Vamos a empezar con la película que ha marcado la infancia de mi generación por excelencia: La Historia Interminable. Nacidos en los 80, ¿quién no ha visto La Historia Interminable? La reponían toooooooodas las Navidades desde que tengo uso de razón, hasta que llegó Macaulay Culkin con ese bodrio de película "Solo en Casa", y se atrevieron a hacer el cambio. Si no la habéis visto, no tenéis infancia, os advierto. Bien, pues esta peli marcó un antes y un después en mi vida porque pasé de estar locamente enamorada del Ken de mi Barbie Princesa Vestido Destellos Nocturnos (es que no me acuerdo del nombre, pero tenía un vestido que brillaba con la luz apagada), a enamorarme loca y perdidamente de ÉL: 

Ay Atreyuuuuuuuuuuu!!!


ATREYU. ¿Qué niña en sus cabales no se enamoró de él? A mí no me jodáis ahora diciendo que no, ¿eh? Porque estoy segura de que a todas se os cayeron las bragas de Minnie cuando lo vistéis aparecer en la pantalla con su melenita y su traje de indio molón. Y aunque tu exmarido te diga muchos años después: "Ah, ¿pero era un niño? Yo pensaba que era una niña" (Pues no, gilipollas, es un niño), seguirás adorándolo forever and ever. Atreyu... No me voy a enrollar más con esto porque tengo rondando en mi cabeza un post de ídolos de la infancia. 

Pues seguimos con la peli. Aparte de Atreyu, la peli es una fantasía parida por la mente de un loco, que debió de pasarse con la maría ese día y fumó más de la cuenta, porque vamos a ver... ¿en qué cabeza cabe que los personajes de un libro escuchen tus gritos? Pues solo en la de Michael Ende. Aún así, la he visto más de 20 veces, Cabronas. Es lo que tiene ser una freak de lo fantasioso.
Me pongo a buscar fotos de Atreyu para ilustrar este post y me encuentro con esto:
Hola, soy Atreyu ahora, y acabo de destrozar todas tus fantasías infantiles

¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!! Me parece que no solo es el señor Ende el que le da a lo fuerte...

Cambiemos de peli.

Otra de esas pelis que marcaron mi infancia a lo bestia fue:

¡¡Yo soy un goonie!!

No vayáis a joderme otra vez diciendo que no la habéis visto... MENTIRA. Y de las gordas. Toda mi generación ha visto Los Goonies, y toda mi generación ha jugado a ser ellos alguna vez. El que se atreva a decir que no, que me deje su teléfono en comentarios y ya charlamos larga y tendidamente sobre el trauma de no admitir que en tu infancia has tenido tu momento freak con esta peli. 
Bien, cosas que tengo que decir de Los Goonies... Aparte de alucinar con esa caída por los toboganes de agua, que años después pude comprobar por mí misma gracias a los señores que inventaron el Aquopolis (MUCHAS GRACIAS, señores), me pasó una cosa muy curiosa, los señores productores contrataron a Josh Brolin (Brand) probablemente para que todas las niñas de la época babeáramos por él. Es mono sí, y tal, pero a mí ni siquiera me llamó la atención, mi único pensamiento al finalizar de ver la peli fue: QUIERO SER ANDY. Y nuevamente, no por ser la que se besa con el guaperas, no... La pequeña Aidi lo que quería era LA MINIFALDA DE TABLAS DE ANDY. Reíros, sí. Pero seguro que más de una se moría por llevar estas pintas de animadora:

Lo sé, os mola mi falda, Cabronas

Ahora no saldríais así a la calle ni aplicándoos la peor de las torturas (calcetines con zapatillas... OMG, horror!!), pero eran los 80 y todas las niñas nos moríamos por llevar las pintas que llevaban las animadoras americanas. NO LO NEGUÉIS.
Lo que no voy a confesaros es que me molaba tanto el nombre que también tuve un momento de enajenación mental y me lo quise cambiar en el DNI: Andy Cogollor, SERIOUSLY?? Menos mal que mi madre por aquel entonces pasaba de mis fricadas... Gracias, mamá.

Y ahora vamos con la tercera en discordia. No esperéis que meta a ET por aquí, porque ya os advierto que esa película NO ME GUSTA NADA. Es más, la odio. Me causó un trauma del que prefiero no hablar, y el bicho al que Spielberg quiso presentar como algo tierno y achuchable, a mí me daba pelín de grima, ¡¡qué coño!! A las cosas por su nombre: me daba asco. En serio. Lo siento por todas las Cabronas y Cabrones que adoráis esta peli, pero ET no. Que se quede en su planeta de donde no debió salir nunca, como Justin Bieber (este merece post aparte, también).

Venga, que me enrollo. El Oscar a la película que marcó mi adolescencia, edad del pavo o llamadlo como queráis goes to...

Oyyyyyyy Johnny...

Y ahora sí que os advierto que la que no haya visto Dirty Dancing ya puede ir abandonando el barco, digo la nave. Espacial. ¿QUIÉN NO HA VISTO DIRTY DANCING? Lo sé, la habéis visto todas. ¡Qué alegría! Aplausos. 
¿Quién no ha intentado hacer ese salto del final con el correspondiente hostión contra el suelo? 

Me envidiabais mucho, so putas

Pues yo NO. Lo juro, siempre he sido muy miedosa para esas cosas. Cuando mis amigas hacían el pino contra una pared, yo me seguía quedando con los pies en el suelo, por si acaso... (Excepto cuando me metí debajo de un camión mientras patinaba, y entonces lo que puse en el suelo fue mi trasero ¡AY!) 
Todas soñábamos con ser esa Baby, pero con otro nombre un poco más cool, por el amor de Dios... Y como no, la adolescente Aidi quería EL VESTIDO DE BABY. Así que, vestido que me compraba mi madre con vuelo en la falda, vestido que desgastaba de ponérmelo. Algún día tendré uno como el de ella, que conste.
La coreografía merece mención aparte, porque es la hostia. Y la banda sonora, igual, porque es LA REHOSTIA. Seguro que muchas de nosotras aún la seguimos escuchando en nuestros modernos Iphone 5, Androids... y demás mierda de teléfonos que nos tienen sorbidas el seso. Y no me digáis que no, me refiero a lo de la banda sonora, lo de que los móviles hipermegaguays nos tienen sorbida la sesera es algo que todo el mundo sabe de sobra. Un día de estos haré un post titulado: No sin mi Iphone. 
En fin, que todas adoramos desde ese momento, y con toda la revolución hormonal de la adolescencia, a ese Patrick Swayze, que en paz descanse, que bailaba como el puto amo. Y eso que a mí nunca me ha parecido guapísimo de la muerte, pero tenía ese algo, llamémosle "puedo enseñar a bailar hasta a la más torpe sin que haga el ridículo", que a todas nos encantaba. 

Y termino el post con la película que sí que me ha hecho besar el suelo unas cuantas veces: 


Porque sí, Cabronas mías: WHAT A FEELING!!! La pequeña Aidi se apuntó a ballet y todo gracias a esta jovencita de pelo estropajo y piernas perfectas, que bailaba a ritmo de otra de las mejores bandas sonoras de la historia. Tampoco ayudó mucho que mis padres tuvieran el vinilo y la bailarina que habita en mí se pasara las mañanas de sábado intentando imitar a Jennifer Beals, con las consiguientes hostias contra la moqueta. ¡Ay, mis pobres rodillas! 

A las pruebas me remito, sí soy yo...

El caso es que ni el protagonista era guapo, de hecho, era feo de cojones y me sacaba de quicio, una patada en los huevos se hubiera llevado si yo hubiera sido la protagonista.
Madre del amor hermoso, ¿dónde vas con esa cara?

Ni la historia de amor era de las grandes. Pero esas coreografías eran la leche, Cabronas. Y a la que diga lo contrario, la espero a la salida.
También tuve mi momento de enajenación mental con el tema del nombre, pero mi madre me pilló a medio camino del juzgado y me detuvo a tiempo. Con ese resquemor, años después, lo lleva mi hijo Álex.
Y para que veáis hasta que punto la tengo entre mis películas inolvidables, a mis lectoras les digo desde ya, que en mi próxima novela " La doble vida de Becca", vais a chupar Flashdance para rato, monadas. 

Y un último apunte, como condenada freak que soy, estos son mis poderes: 



Los que os hayáis perdido alguna de estas magníficas pelis, ya no os molestéis en verlas. Perdieron su encanto cuando hicimos el cambio de siglo y la industria del cine avanzó a pasos agigantados. A día de hoy, ver a Fujur con nuestros ojos cargados de efectos especiales, da risa. Y ya no os cuento el vestuario de Dirty Dancing. Eso sí, se salva el vestido de Baby, que conste. 

Hasta el siguiente post Cabron@s mí@s!!!







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